sábado, 20 de febrero de 2010

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POEMA DEL POETA QUE PERDIÓ LA MÉTRICA Y LA RIMA ENTRE LOS RESQUICIOS DE SUS VERSOS POR CULPA DE UN DELIRIO SEXUAL PROVOCADO POR UN INHUMANO Y PROLONGADO SÍNDROME DE ABSTINECIA.



Por no pasar la fregona
en tu rincón despechado
Se colaban las pelusas
de tu cuello en zapatillas
y en discreto camisón
entre el quicio de mi puerta
Pa’ pegarse con pasión aquí en mi pecho
Por donde mi aliento
Frío, lento
Se descorcha derramando
su espuma por el colchón.

Antes del sol, tras la luna
Elegantes tus posturas
se alineaban cual estatuas de las manos
de un Bernini picarón
justo allí. en formación
sobre mi apolillada mesa de tortura.
¡Ay, diestra imaginación!
Me vas a traer la locura
Si en sfumatto y perfectas
me tientas con tallas de Dios.
Más, sin sudokus, con Pena
y la subsiguiente borrachera
Veía dobles tus piernas, tus brazos
y... lo que extremidades no eran
Hasta tu marcha, ante mi conmoción
del brazo de la puta Ginebra.

Y no sé por qué,
Aunque el dispositivo de mis latidos
se activa con un engranaje
japonés y de los finos
Al que llamo yo sentidos
¡Ay delirios, tan reales
como dulces y rollizas manzanitas terrenales!
Que delito hubiera sido
no invitaros a una copa,
y a pasar la noche aquí
en mi lecho puro y duro
Si no pude conseguir
nadie con quien compartir
de la almohada una porción,
Un buen cacho de despecho
con champán del peleón.

Mas, bien saben mis aliños de locura
Que más que amargura siento
Sentir que me quitaste el sueño,
Y las ganas de escribir pues,
si componer pretendo
Un romance metrado y rimado
Con la matemática de los números enteros
Me salen versos cortados
Con regla de poca virtud
Más con una indecente pornografía
de poca ciencia y menor exactitud.

jueves, 11 de febrero de 2010

Instrucciones para celebrar San Valentín



En primer lugar, queremos daros las gracias por leernos, por visitarnos. Es un honor para nosotras haber llegado a las mil visitas y saber que nos leéis.

Instrucciones para celebrar el día de los enamorados


Dedicado a mis circunstancias pasadas y a la presente.

Advertencia: puede llevar a cabo estas instrucciones con cualquier persona, no hace falta que hayan firmado mil cartas de amor, ni que hayan hecho planes mirando el cielo estrellado. El ingrediente principal es la atracción. Este ingrediente es fácil de encontrar, solo hay que buscarlo en cabellos, voces, senos, ojos, gestos, sonrisas, piernas...

Nadie habrá dejado de observar que en la actualidad los folletos publicitarios están minusvalorados: son arrojados a cualquier buzón de publicidad, cubren las entradas de los portales. Despoje a los folletos del capitalismo que les recubre, haga una buena acción por los árboles que ahora se han transformado en propugnadores del mercado y del consumismo. Intentaremos acallar los susurros del papel, que se viste de argumentos de color rojo para recordarnos el valor- en todos los sentidos- del amor. Recoja los folletos que encuentre, también puede añadir extractos bancarios, facturas… Mezcle papeles que anuncian escapadas románticas, con anillos de oro vendidos por el Corte Inglés o con cenas con baile. Antes de que llegue la persona que le ayudó a adquirir el ingrediente de la atracción, del que ya hemos hablado antes, prepare un chocolate con bizcochos. Deje deliberadamente uno de los folletos que ha cogido esa mañana encima de la mesa. Cuando esa persona llegue, pídale que se siente al otro lado de la mesa. Moje con cuidado el bizcocho en el chocolate y acérquelo hacia la boca del comensal. Después irá viendo como sus labios se entreabren, como su lengua colorada espera el bizcocho. No sea cuidadoso, una mancha de chocolate en la comisura de los labios da un toque especial, sugerente, dulce. Salga de la habitación, trate de hacer que la incertidumbre se mezcle con el olor a chocolate. Espíe los movimientos de su invitado o invitada, imagínele. Cuando nuestro invitado se aburra empezará a hojear el folleto que usted dejó encima de la mesa. Mientras esto ocurre, enrolle uno de los folletos. Entre sigilosamente en la habitación y golpee suavemente con el folleto enrollado a su convidado. Proponga un reto, un cuerpo a cuerpo, una lucha de celulosa. Corran por toda la casa, escondiéndose en los lugares más extraños. Acorrálele en el baño. Observe como el sudor cae por su frente, como la camiseta se comienzan a mojar. Proponga una ducha para lavarse, para despojarse de los golpes que las ofertas y el dinero han dejado en nuestro cuerpo. Sea raudo y utilice el plástico que precinta uno de los folletos para atar las manos a su contrincante. Muestre una actitud amenazadora, dele a elegir entre sus labios o la vida. Espere si todavía el deseo no ha estallado, contemple la concupiscencia posada en su cuerpo, no deje que se desnude todavía. Mantenga sujeta a su presa, procure que no quede intacto ni un poro en la batalla. Condúzcale hasta la ducha. Deje que el agua les moje, les cale, humedezca todo el ambiente. Disfrute del placer de ver cómo una gota va haciendo surcos sobre sus cuerpos, como resbala y moja el papel, borrando los números y difuminando las ideas consumistas. Despójense de todas las trampas, de todos los datos. Protéjanse del agua con sus brazos, con su cuerpo. Empapele el suelo del baño con hojas de los folletos. Túmbense en el suelo, sientan como el papel recubre sus cuerpos mojados, sus cuerpos anudados. Después de todo, muestre sus habilidades para la papiroflexia, haga una flor con las hojas de los folletos sobrantes; regálesela a su compañero en señal de paz.
Recojan los papeles y salgan a la calle para echarlos en el contenedor azul. Den un paseo. A la vuelta, recojan más folletos, por si acaso.

Alba T.