
Por no pasar la fregona
en tu rincón despechado
Se colaban las pelusas
de tu cuello en zapatillas
y en discreto camisón
entre el quicio de mi puerta
Pa’ pegarse con pasión aquí en mi pecho
Por donde mi aliento
Frío, lento
Se descorcha derramando
su espuma por el colchón.
Antes del sol, tras la luna
Elegantes tus posturas
se alineaban cual estatuas de las manos
de un Bernini picarón
justo allí. en formación
sobre mi apolillada mesa de tortura.
¡Ay, diestra imaginación!
Me vas a traer la locura
Si en sfumatto y perfectas
me tientas con tallas de Dios.
Más, sin sudokus, con Pena
y la subsiguiente borrachera
Veía dobles tus piernas, tus brazos
y... lo que extremidades no eran
Hasta tu marcha, ante mi conmoción
del brazo de la puta Ginebra.
Y no sé por qué,
Aunque el dispositivo de mis latidos
se activa con un engranaje
japonés y de los finos
Al que llamo yo sentidos
¡Ay delirios, tan reales
como dulces y rollizas manzanitas terrenales!
Que delito hubiera sido
no invitaros a una copa,
y a pasar la noche aquí
en mi lecho puro y duro
Si no pude conseguir
nadie con quien compartir
de la almohada una porción,
Un buen cacho de despecho
con champán del peleón.
Mas, bien saben mis aliños de locura
Que más que amargura siento
Sentir que me quitaste el sueño,
Y las ganas de escribir pues,
si componer pretendo
Un romance metrado y rimado
Con la matemática de los números enteros
Me salen versos cortados
Con regla de poca virtud
Más con una indecente pornografía
de poca ciencia y menor exactitud.