lunes, 26 de abril de 2010

¡Felicidades, Irene!


Como dice Neruda, sucede que me canso de ser hombre. Sucede que me canso de mis pies y mis uñas y mi pelo y mi sombra. Cuando ocurre esto siempre está Irene para recordarme las cosas que valen la pena, para reconstruirme. Escucha mis llantos, mis lamentos que buscan ser transformadores y solo se quedan en desesperanza. Pero Irene siempre tiene una respuesta optimista a esas lágrimas, que es la mejor cola para reconstruir los miembros de una mujer que se destartala con facilidad. Y en su sonrisa mezcla la esperanza con la ilusión, la tolerancia con las ganas de hacer cosas. Aún me siento más humana cuando contemplo su generosidad, sus ganas de ayudar siempre a los demás, sea quien sea. A veces la cola que ha vertido en mi cuerpo logra atraerla hacia mí, imantizarla. Entonces es cuando disfruto el valor de las cosas simples: nuestras bocas se ríen de los bostezos, nuestras piernas corren para llegar al teatro, nuestros oídos escuchan más canciones prudentes de amor, nuestro olfato olisquea las perrunillas o nuestras manos buscan los pinchos de tortilla.
Sin embargo, a veces ella es la que se derrumba, se desmorona, pero su ruido es tan leve que las personas de su alrededor, que a menudo estamos haciendo cosas menos interesantes, no oímos el estrépito. Irene, deja que te intentemos reconstruir. Sabes que siempre tendrás a muchos restauradores dispuestos a ir más allá de tu sonrisa, a no dejarte sola ni un solo instante.
Muchas gracias, Irene, muchas gracias por no haberte cansado nunca de tus pies, de tus uñas, de tu pelo, de tu sombra. Felicidades por tus veintiuno. Espero que nunca abandones tus ideales, tus aficiones, tu forma de ver la vida... Sabes que siempre tendrás personas cerca dispuestas a cuidar por tu aliento, personas que se sentirán eternamente en deuda contigo por haberlas remodelado día a día. Yo conozco unas cuantas y me atrevo a decir en su nombre que te queremos un montón.
Por cierto, Irene ha quedado finalista en el X Concurso de Poesía de la Universidad Autónoma de Madrid, con su excelente poema “Síndrome”- que podéis leer en este blog-. ¡Enhorabuena por el éxito! Ya sabes que para mí es un honor y un privilegio poder compartir este blog con una escritora tan estupenda.


Alba

4 comentarios:

  1. Ay, los 21. Quién los agarrase. Yo debía de ser un espécimen -o especimen- de mechas rubias y pantalones de pitillo. Mi piel ya no es tan tersa pero los pantalones de pitillo han vuelto. Me podía volver la piel tersa y que los pantalones de pitillo se fueran a freír espárragos. O se podían poner de moda los metabolismos rápidos. "Déme un metabolismo rápido y un cuarto de piel tersa" le diríamos al tendero. Pero no. El cuerpo se va escacharrando y nos toca engrasarlo para que no chirríe. Aunque luego resulta que si comemos grasa rica y saturada no solo no nos mejora el cuerpo sino que lo atascamos. Vaya lío.

    Qué odiosamente breve es la vida. Cuando tienes 14 quieres que el reloj corra a raudales y cuando tienes más de 25 empiezas a quitarte, si te presentan a una chica preciosa y más joven. Y yo que le criticaba a mi madre que negase a sus años y terminé haciendo lo mismo.

    Cumplir años es así: a los 20 el mundo es fácil y lo explicas con 3 frases. También piensas que es un lugar hediondo y pútrido. Con los años te das cuenta de que el mundo es complejo y hermoso.

    Me vas a perdonar que no sea capaz de apreciar tu poema. Debe de ser porque soy de paladar tosco y por eso no me veo comiendo nitrógeno al baño maría en la tasca de Ferrán Adriá, sino unos huevos fritos con patatas en Casa Paco. Nunca tuve oído para la poesía. Quizá porque soy chusma y el mismo Horacio decía "Odi profanum vulgus, et arceo".

    No nos habríamos llevado bien Horacio y yo. Por eso nunca podré escribir en un suplemento cultural y decir eso de la "dictadura del mercado". No sé por qué les molesta tanto lo que la mayoría lee y se pasan la vida queriéndole educar el gusto a la gente.

    Yo lo llamo libertad. Libertad de que cada uno lea lo que le salga de las pelotas sin que haya un personajillo agrio que le diga lo que hay que leer. Pero ellos odian que cada cual lea lo que se le antoje y hablan de la dictadura del mercado creando un sintagma falsario y tendencioso donde la libertad es dictadura y ellos son el consejo de sabios que sabe mejor que yo -o que ellos -lo que hay que leer o no.

    Qué mal me caen los sanedrines de los suplementos culturales y qué mal me habría caído Horacio.

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  2. "A veces la cola que ha vertido en mi cuerpo logra atraerla hacia mí, imantizarla"

    Hola?? Dime que tengo la mente sucia, jajaja

    Qué verdades dices de Irene :)

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  3. JP, lo de los suplementos tenías ganas de decirlo y lo has plantao tan tranquilamente, ¿verdad?

    Qué tío, jajaja

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  4. muchas gracias alba!!! no se le pueden sacar a una los colores así!!! jaja, de esto me vengo yo muy pronto en el blog ;) en serio, me ha encantado...

    Irene

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