
El amor desaparece sin darnos cuenta… y quizá, cuando nos hacemos conscientes de que se está evaporando, es ya demasiado tarde para plantearnos cuánto más podríamos haber entregado…
Se derramaron de mis manos
Las palabras de amor que nunca
eduqué para ti.
Mientras, escapaban de sus celdas
Los besos que nunca cometí
Sangraron de mis heridas
Las caricias que hipotequé
y huyerons
e escurrieron por el suelo
los versos que nunca llegue a compartir
contigo.
Dijeron que yo fui
Arena en el desierto
Que se movía con el viento
Sin fuerzas para alcanzar el mar.
Dijeron que yo fui
Vela en un entierro
Que se mecía al son del luto
Sin sentir la muerte dentro.
Este final a sangre fría
Ha quebrado mis entrañas
Dejando correr
Hebras de amor contenido
Que se esparce derretido
Aquí, a mis pies.
***
Viertan mis ojos sus cántaros
Viertan mis ojos sus cántaros
De agua salada al río
Para que se la lleve toda
Hacia el mar de los suspiros
Me gusta mucho esta parte:
ResponderEliminar"Dijeron que yo fui
vela en un entierro
que se mecía al son del luto
sin sentir la muerte dentro"
Es mucho más intenso el poema conociendo la historia. :)
Pasamos de creer que existían los Reyes Magos a creer que el amor es para siempre. Y no es así. O sí es así. Quizá la confusión proviene de que nos engañamos y confundimos los términos ya que en un mundo como el nuestro que se aburre y vive bien hemos de buscar lo irreal porque lo tangible y real nos resulta sumamente vulgar.
ResponderEliminarEl amor existe pero no tiene nada que ver con la pasión de los grandes polvos. El amor bueno y auténtico es el amor de los viejos que discuten en la cola del supermercado y que se insultan, pero que luego se mueren en cuanto uno de los dos fallece. Se mueren de amor, de tristeza y de soledad.
El amor es volverse callo en la fractura que es la vida. Es crecer, fortalecerse y volver irrompible algo extremadamente frágil. Pero las canciones de amor, los poemas, y las películas previsibles nos han hecho creer que el amor es un anuncio de un coche.
Y no. El amor real es el de Paco el Bajo y la Régula en los Santos Inocentes -ahora que Delibes se pone de moda-. Se aguantan, se cuidan, se quieren, se son fieles cuando las cosas se ponen putas y cuando se ponen aun más putas. Eso es el amor. Pero la tontería reside en la manía que tenemos de adjudicarle cualidades espirituales a conceptos cercanos y de andar por casa.
El problema no es que el amor no exista -que sí existe- sino que en nuestro mundo aburrido y necesitado de bobadas le buscamos definiciones metafísicas a asuntos muy normales.
El otro día le preguntaron a un escritor qué significaba para él la civilización y el tío rápidamente dijo: Dante, Virgilio, Cervantes... Lo cual es una soberana estupidez.
La civilización son las alcantarillas, las vacunas, los hospitales, la calefacción, el agua caliente, las autopistas... Pero quien se aburre y no lo aprecia, porque nació con ello, considera que ha de dar una visión espiritual de la civilización. Por pedantería y aburrimiento.
Para saber qué es la civilización nada mejor que preguntarle a quien no tiene hospitales, alcantarillas, vacunas ni agua caliente. Para saber qué es el amor pregúntenle a Paco el Bajo y la Régula.
Simplemente precioso, así es la poesía.
ResponderEliminarJamás dejes este arte, abrazate a él para seguir adelante. Tienes un gran talento!!!
Una gran historia de amor, con una pausa triste, pero sin ningún final.
Y en mi opinión, el amor sí existe..... "por que creo en tí, creo en el amor...."