domingo, 10 de enero de 2010

tarde desierta





Guitarra atragantada:

Frena el emanar de las cábalas
escapadas de un pasado pesado,
pisado y abandonado.
Esa esencia a gruta maldita.
Ese sentido ácido, amoniaco.
¿Porque
el sueño no puede llevarme mientras
escucho tu grito maldito?


Se encarna en mi piel ese agosto,
ese arrullo de olas

desoladas
que suicidas hacia la orilla
corren
arrastrando los colores
del horizonte:
cementerio de peces sin rumbo.


Y mi paz en la arena tendida
a mi lado se muere

dormida;
un niño

se alborota en la lejanía
y un eco de libro acabado.

***

Su voz, TU voz
tu imaginada e hiriente voz no puedo
más que ocultar escribiendo
con lágrimas en la arena
el epílogo de una tarde más

desierta.

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