viernes, 29 de enero de 2010

Desastre




Rodillas en el suelo
dialogan con la grava
y las astillas del desastre.

Manos vacías de todo
plenas de nada y sólo
polvo en la piel,
en las entrañas.

El horizonte ha estallado:
la yema del sol se escurre
desmembrada entre los dedos
de pies sin cuerpos
que soportar ya más.

Los cristales del cielo
traspasan ojos tan blandos
que quiebran en llanto
gritando;
hieren miembros
sin inocencia ya.

La sangre se escurre
entre las migajas de vida
que no quedan
huye
a un lugar donde quede lejos
muy lejos
Haití.

1 comentario:

  1. Quizá nos extrañamos de que la Naturaleza haga estas cosas. Estamos tan atontados por vivir en regiones ricas del planeta que ni se nos pasa por la cabeza que la Naturaleza sea capaz de estas barbaridades.

    Pero acaso se deba a que hemos humanizado nuestro entorno hasta límites insospechados. Creemos que la Naturaleza es como la ha pintado Walt Disney y no es así.

    La Naturaleza es hostil e inhóspita; salvaje e indómita. Pero de tanto ver pelis de Disney se nos estropea el sentido común. Los elefantes no son Dumbo sino bichos con muy mala hostia que pueden arrasar en minutos una cosecha con la que comen decenas de familias. Por eso a muchos elefantes se les mata. Pero aquí es cuando aparece el Occidental que viene a dar lecciones y quiere convencer a los tontos negritos que los elefantes son su amigo -como Dumbo- y que no hay que matarlos sino amarlos. No entendemos que la visión que un bosquimano tiene de su entorno y de los animales que en él habitan es muy distinta a la nuestra. La nuestra es la de Walt Disney y la madre de Bambi.

    Quizá porque hemos llegado a una situación en que el sentimiento ha reemplazado al conocimiento. Hemos dado preponderancia a la ecología -que tiene mucho de sentimiento- antes que al conocimiento como la geología o la biología.

    Lo cierto es que en la Naturaleza hay terremotos e inundaciones y sequías. Y los animales no entienden de Greenpeace sino que matan para que no los maten. Sin sentimentalismos. Pero de tan idiotas que somos hemos convertido una obviedad en motivo de asombro.

    Besititos de Walt Disney.

    ResponderEliminar